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Castro
del Río es una villa situada
al sureste de la provincia de Córdoba,
en la campiña. Dista 42 kilómetros
de la capital y tiene una altitud de 236 metros
sobre el nivel del mar. La superficie de su término
municipal es de 218,8 kilómetros cuadrados,
y su población es de 8.083 habitantes. |
Enclavado
su término en la campiña,
por su localización sur-oriental
participa junto con Espejo y Baena de una
caracterización geográfica
muy específica, hasta el punto de
poder hablar, como una subcomarca de la
periferia meridional campiñesa. La
originalidad le viene de la presencia en
la zona sur del término, de formaciones
bien distintas a las del conjunto campiñés.
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Podemos
encontrar materiales del mioceno o triásicos,
sacados a la luz por la erosión del río
Guadajoz. |
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Se
trata de una masa heterogénea que
procedente de las Béticas, se ha
deslizado hasta esta zona. Esta diversidad
litológica no supone un cambio radical
en el relieve, pero introduce variantes
que pueden romper la monotonía de
las formas de la Campiña e introduce
líneas más vigorosas, mayores
pendientes, abundancia de barranqueras,
cárcavas, etcétera. |
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A
su vez, esta diferenciación suele tener
repercusiones económicas, pues los suelos
formados sobre los materiales anteriormente descritos,
en presencia de calizas, yesos, que suelen ser
pobres y se orientan fundamentalmente al olivar,
en el que los suelos creados en sustrato mioceno
optan por la tierra calma y el olivar.
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En
lo que se refiere al clima, Castro del Río
no presenta rasgos específicos diferenciados
del resto de la campiña, y se mantiene
la constante mediterránea de veranos
bastante calurosos, inviernos templados-fríos
y una pluviosidad media entre 500-550 milímetros,
todo ello en el marco de cierta continentalización,
producto del relativo alejamiento del mar. |
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Aunque las lluvias, no
demasiado abundantes, difícilmente pueden
modificar las condiciones agrarias de Castro
respecto de su entorno, sin embargo, sí
que puede hacerlo su hidrografía, pues
la presencia del Guadajoz, cruzando de este
a oeste el término, en su camino hacia
el Guadalquivir, determina la presencia de zonas
irrigadas que superficialmente suponen una envergadura
mayor a la habitual en la campiña.
La actividad agraria
en conjunto, supone el medio de vida predominante
para la población, muy por encima del
sector industrial o de servicios.
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